Diseñan un guante que reduce hasta un 90% los temblores del párkinson en la mano
Cuando Faii Ong estudiaba Medicina en Londres (Inglaterra), le fue asignada una paciente de 103 años que padecía párkinson, el trastorno neurológico progresivo que afecta a la capacidad del movimiento. Después de observar cómo su paciente luchaba por comerse un plato de sopa, Ong preguntó a una enfermera qué se podría hacer para ayudar a la anciana. «No se puede hacer nada», fue la respuesta desalentadora que recibió.
Ong no aceptó la respuesta. Empezó a buscar la solución que pudiera aliviar los temblorosos síntomas del párkinson, un mal que afecta a una de cada 500 personas, no mediante medicación sino a través de la física. Después de evaluar el uso de bandas elásticas, pesas, muelles, la hidráulica y hasta la robótica, Ong optó por una solución más sencilla, inspirada en juguetes infantiles. «Los giroscopios mecánicos son como peonzas: siempre intentan mantenerse erguidos al conservar el movimiento angular», explica Ong, y continúa: «Mi idea fue utilizar giroscopios para resistir instantánea y proporcionalmente los movimientos de la mano, amortiguando así cualquier temblor de la extremidad del usuario».
Junto con varios compañeros de la ‘Imperial College London’, Ong trabajó en el laboratorio de prototipos de la Universidad para ejecutar numerosas pruebas. Un prototipo temprano del dispositivo, llamado ‘GyroGlove’, demostró que su instinto era acertado. Ong cree que representa la primera solución de tratamiento portable para los temblores de manos y los pacientes que lo llevan afirman que es como sumergir la mano en un espeso sirope, donde los movimientos son libres pero simultáneamente ralentizados. En unas pruebas bajo condiciones normales de presión y temperatura, el guante redujo los temblores en hasta un 90%.
Emplea un giroscopio en miniatura de regulación dinámica, en el dorso del guante, dentro de una carcasa de plástico adherida a la tela del guante. Cuando se enciende el dispositivo, el giroscopio alimentado por batería cobra vida con un suave ronroneo. Su orientación se regula mediante una bisagra de precisión y una plataforma giratoria, ambas controladas por un pequeño circuito impreso, resistiéndose así a los movimientos del usuario mientras el giroscopio intenta mantenerse erguido.
Mientras que los prototipos iniciales del pequeño dispositivo aún requieren mejoras en su tamaño y en el ruido que emiten, la profesora de biodinámicas músculo-esqueletales de la‘Imperial College London’ Alison McGregor, que ha servido de mentora para el equipo, explica que el dispositivo «tiene un gran potencial y podría tener un impacto importante en la calidad de vida de los usuarios». Helen Matthews, coordinadora del ‘The Cure Parkinson’s Trust’ se muestra de acuerdo: «GyroGlove hará posible la ejecución de tareas cotidianas como utilizar un ordenador, escribir, cocinar y conducir para los enfermos», afirma.
Aun así, quedan algunos retos que resolver antes de que el guante esté disponible comercialmente. «Los giroscopios deben equilibrarse correctamente según las velocidades a las que operen», explica Ong. «Con lo simples que son, poder hacerlos girar silenciosamente y de manera fiable a miles de revoluciones por minuto representa otro reto clave».
Fuente: ‘MIT Technology Review’
http://www.fedesparkinson.org/index.php?r=site/page&id=591&idm=63