GRAN PARTICIPACIÓN EN LAS ACTIVIDADES DESARROLLADAS POR AFENAD
AFENAD desea agradecer la participación masiva en la recta final de las actividades para la celebración del Día Mundial del Alzheimer.
Nuestros árboles se llenaron de recuerdos inolvidables, se describieron mensajes viajeros: “Cuando nadé con delfines”, “Los paseos por la playa”, “Mi familia reunida cuando vamos de viaje”, “La primera vez que monté en avión y la sensación de volar”; hubo algún que otro recuerdo festivo: “La Final de la Champions”, “La navidad del año pasado. La celebramos en familia toda la tarde y noche riendo, jugando y haciendo el tonto”, “Cuando mi madre ponía la mesa grande en Navidad”; otros místicos: “El día de mi comunión, me lo pasé muy bien con mis amigos y mi familia. Fue muy importante para mí”; historias de las primeras mascotas: “¡Un Loro! Mi padre bajó con una cacatúa muy bonita verde, azul y amarilla. Fue genial”; muchos recuerdos familiares: “Ver nacer a mis hijos”, “El nacimiento de mi hermana”, “La primera vez que cogí a mi hermano”, “Cuando nació mi hermana y empezó a tocarme la cara”, “No olvidar a mi familia, “El día en el que me enteré que iba a tener una hermana”; varios fueron divertidos: “Mi nacimiento”, “Cuando me pisaron la espalda con los tacos de fútbol”, “Cuando dejé la política. Desgraciadamente, volví “, “Recuerdo mi primer recuerdo”, “Cuando me operé y me pusieron 36 inyecciones porque me movía mucho y a mi compañero sólo le pusieron una”, “Estaba a punto de montar en el canguro, cuando cerraron la atracción”; muchos afanosos: “cuando fui a recoger por primera vez aceitunas con mi padre, “Cuando paseaba a las ovejas”, “Haber trabajado y valerme por mí misma. Estoy muy orgullosa”; y, por último, no podemos olvidarnos de los recuerdos más emotivos: “Mi primer amor”, “Ver salir el sol todos los días”, “Antes del accidente era feliz. Tenía una vida sin problemas y vivía mejor”,” Caminar cogida de la mano de mi padre”, “Cuando Dios me permite vivir cada día al lado de mi familia”, “Mi abuela. Cualquier momento, cualquier gesto, cualquier charla. Era única. A pesar de la enfermedad siempre tuvo su esencia de toda la vida. Un besito para el cielo de su niña”, “La sonrisa de mi madre”, “El día que conocí a mi mejor amiga. Estaba muy perdida en mi nuevo cole y tenía mucha vergüenza. Me ayudó a adaptarme”, “Cuando mi madre llegó a casa sin cojear porque, por fin, no le dolían las piernas”, “El día que me adoptaron mis padres. Fue un día inolvidable”.
AFENAD guardará todos los recuerdos en el cofre de nuestras memorias.