La meditación puede retrasar progresión del Alzheimer y otras demencias.
Los cambios que ocurren en el cerebro asociados con la meditación y con la reducción del estrés pueden desempeñar un papel importante en la reducción de la progresión de los trastornos cognitivos relacionados con la edad, como la enfermedad de Alzheimer y otras demencias.
Así lo sugiere un estudio del Beth Israel Deaconess Medical Center, en EE.UU., en el que participaron personas de entre 55 y 90 años, algunas de ellas diagnosticadas con un deterioro cognitivo leve. Esta es la etapa intermedia entre el declive cognitivo producto del envejecimiento normal y el deterioro cognitivo más grave asociado con la demencia.
Algunos recibieron un tratamiento de reducción del estrés basado en yoga y meditación y otros, una atención tradicional.
Todos los participantes se sometieron a una resonancia magnética funcional al inicio del estudio y ocho semanas después para determinar si había cambios en las estructuras del cerebro o en la actividad cerebral.
En los participantes de ambos grupos se vio un aumento de la atrofia en el hipocampo, que es la parte del cerebro responsable de las emociones, el aprendizaje y memoria. Sin embargo, en quienes realizaron meditación y yoga, el incremento de la atrofia fue menor.
Además, en ellos también se vieron mejoras significativas en la conectividad funcional de ciertas regiones del cerebro.
“La mayoría de los datos sugieren una tendencia hacia la mejoría en cognición y bienestar», dijo en el sitio de ese centro médico la investigadora Rebecca Erwin Wells.
La científica recordó que aproximadamente el 50% de las personas diagnosticadas con deterioro cognitivo leve puede desarrollar demencia dentro de los próximos cinco años y que actualmente no hay medicamentos aprobados por la FDA (entidad reguladora de fármacos y alimentos en EE.UU.) para detener esa progresión.
Por eso, recomienda a las personas con este diagnóstico meditar y practicar yoga.
«Se trata de un estudio pequeño y se necesita más investigación, pero estamos muy entusiasmados con estos resultados porque sugieren que esas prácticas pueden reducir la atrofia del hipocampo y mejorar la conectividad funcional en las áreas del cerebro más afectadas por la enfermedad de Alzheimer”, comentó.